El precio que pagamos en la factura eléctrica depende de varios factores, desde la demanda de energía hasta las fuentes de generación utilizadas y es un ejemplo muy didáctico sobre como funciona los mercados y la oferta y la demanda.
En España, el precio de la electricidad se determina en el mercado mayorista, también conocido como «pool«. Cada día, las empresas generadoras de electricidad presentan ofertas para vender su energía al sistema, y estas ofertas se organizan en función de su coste, de menor a mayor. A partir de ahí, se fija un precio único para cada hora del día, basado en la última oferta aceptada para cubrir la demanda en esa franja horaria. Este sistema es conocido como «marginalista», ya que el precio final lo establece la energía más cara que es necesaria para cubrir la demanda en cada hora.
Este sistema tiene ventajas y desventajas. Por un lado, incentiva a las empresas a producir energía al menor coste posible para que sus ofertas sean aceptadas primero. Sin embargo, también significa que si se necesita recurrir a una fuente de energía cara, como las centrales de gas en momentos de alta demanda o escasez de renovables, el precio de toda la electricidad subirá.
Factores que influyen en el precio
El precio de la electricidad en España varía según varios factores:
- Demanda de electricidad: En momentos de alta demanda, como en invierno o durante olas de calor, los precios tienden a subir, ya que se requiere más energía para calentar o enfriar los hogares y negocios.
- Coste de las materias primas: Si suben los precios del gas o el carbón, también aumenta el coste de generar electricidad con estas fuentes, lo que repercute en el precio final.
- Disponibilidad de energías renovables: Las energías renovables como la solar y la eólica son más baratas de producir, pero dependen de las condiciones meteorológicas. Cuando hay poco viento o sol, se recurre más a fuentes convencionales, que suelen ser más caras.
- Coste de los derechos de emisión de CO2: Las empresas que generan electricidad con fuentes fósiles deben comprar derechos de emisión para compensar su contaminación. Si estos derechos se encarecen, lo hacen también los precios de la electricidad.
El precio que llega al consumidor
El precio que vemos reflejado en nuestra factura no solo depende del mercado mayorista. Hay otros componentes a tener en cuenta, como los peajes de acceso, que cubren los costes de transporte y distribución de la electricidad, y los impuestos, como el IVA o el impuesto sobre la electricidad.
En el caso de los consumidores que están en el mercado regulado, el precio de la electricidad varía cada hora en función del mercado mayorista. Este sistema se llama PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor) y está directamente ligado a la evolución de los precios en el pool. Por otro lado, en el mercado libre, los consumidores tienen contratos con precios fijos o tarifas personalizadas, que pueden ofrecer mayor estabilidad, pero no siempre resultan más baratos a largo plazo.
Las subastas de capacidad
Otro aspecto importante del mercado eléctrico en España son las subastas de capacidad. Estas subastas se utilizan para garantizar que haya suficiente capacidad de generación para cubrir la demanda en momentos de alta demanda. Las empresas que participan en estas subastas se comprometen a tener disponible una cierta cantidad de capacidad de generación, a cambio de recibir un pago adicional.